El caballo proporciona estímulos que favorecen la coordinación motora, la atención, el equilibrio, los reflejos, y muchas respuestas autónomas. También actúa sobre las funciones cognoscitivas y, especialmente, sobre las respuestas emocionales.
La equinoterapia permite mejorar el equilibrio y la postura que a través del fortalecimiento muscular desarrolla la coordinación del movimiento entre tronco, miembros superiores e inferiores, reduce los patrones anormales de movimiento, estimula la integración sensorial, a partir de la sensibilidad táctil, visual, espacial, desenvuelve la estructura temporal y facilita la adaptación del medio, favorece la modulación tónica y la fuerza muscular, mejora los procesos básicos para el aprendizaje como atención, concentración, memoria y estimulación afectiva.